El consumo de cocaína se ha ido transformando en un significativo problema de salud pública. Actualmente no existen tratamientos específicos aprobados, como sí existen para enfrentar otros problemas.
Hay noticias que pasan casi desapercibidas en la mayoría de los medios predominantes. Muchas veces, la velocidad con la que una información sale a la luz y luego se esfuma, es más que sorprendente. Creo interesante el rescatar un material que puede estar abriendo la puerta a la esperanza. Este proyecto está en desarrollo desde hace varios años, y aún no ha sido terminado.
Todo comienza a tomar estado público a finales de octubre pasado. En aquel entonces, la farmacéutica Eurofarna, presente en 22 países de Latinoamérica y Estados Unidos, emitió un comunicado. A través del mismo informó sobre la segunda edición del Premio Euro “Innovación en Salud”. El proyecto “Calixcoca – Vacuna terapéutica para el tratamiento de la dependencia en cocaína y crack”, cuyo autor es el médico Psiquiatra Frederico Duarte García, recibió los € 500.000 de dicho premio, para continuar con sus trabajos. El equipo de la Universidade Federal de Minas Gerais, involucrado en el proyecto, se completa con Angelo de Fátima, Gisele Goulart y Maila Castro.
El consumo de cocaína se ha ido transformando en un significativo problema de salud pública. Actualmente no existen tratamientos específicos aprobados, como sí existen para enfrentar otros problemas. Hasta ahora, los tratamientos farmacológicos existentes, sólo se utilizan para controlar el síndrome de abstinencia y/o prevenir las recaídas.
El Informe Mundial sobre Drogas 2023, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), advierte que los jóvenes son el grupo “más vulnerable al consumo de drogas y el más gravemente afectado por los trastornos relacionados con su uso. En Sudamérica se estima que los menores de 25 años son más de la mitad de las personas en tratamiento por consumo de estupefacientes.
Este proyecto en marcha, trabaja sobre una vacuna terapéutica, cuyo autor advirtió que “no es una panacea ni una varita mágica». Esta vacuna busca lograr el bloqueo de la sensación gratificante producida por la cocaína al activar la región del cerebro que se conoce como “área de recompensa”. Al romper dicho ciclo, que acarrea la compulsión por la droga, la vacuna ampliará las oportunidades de que quienes son adictos, puedan sostener sus períodos de abstinencia.
No se va a convertir en una solución única y definitiva a la adicción a la cocaína y al crack, sino que será un complemento de los tratamientos de esas adicciones. Se han ido desarrollando estudios en ratones y en primates no humanos -macacos-, que como en el desarrollo de toda vacuna, componen la fase previa al ensayo con seres humanos. Esta etapa ha permitido revelar una significativa producción de anticuerpos contra la cocaína, y también pocos efectos secundarios.
En los ensayos se ha comprobado que la inmunización reduce al menos en un 50% la percepción de la cocaína. Es sabido que el problema del tratamiento de las personas adictas es que cuando entran en abstinencia y tienen una recaída, se activan los circuitos de recompensa. En este contexto, comienzan otra vez en el ciclo que viven de consumir y perder el control. El único efecto secundario que se ha detectado es el dolor local donde se inyecta, cosa que ocurre con todas las vacunas.
Los anticuerpos generados por la vacuna se ensamblan con las moléculas de cocaína, uniéndose al fármaco en el torrente sanguíneo. Gracias a esta unión, el fármaco se convierte en una molécula grande que se ve impedida de atravesar la barrera cerebral (denominada hematoencefálica) por lo que queda impedida de activar el sistema de recompensa.
Otro de los resultados observados es que “previno las consecuencias obstétricas y fetales de la exposición a la cocaína”. Los ensayos en ratas gestantes han demostrado que los fetos quedarían protegidos de los efectos de la cocaína. Se abren posibilidades especialmente útiles para las mujeres embarazadas adictas.
Existen similitudes entre el mecanismo inmunitario de este fármaco y el que se puede observar en las vacunas antivirales o antibacterianas. Debido a ello, esta estrategia se ha denominado popularmente como «vacuna antidroga». Este concepto ha demostrado ser eficaz en atenuar los efectos fisiológicos de la cocaína, metanfetamina, la heroína, distintos opiáceos, etc., abriendo posibilidades de trabajar en ello a futuro.
Si los estudios clínicos muestran que la vacuna es segura, tendrían que hacer dos estudios para mostrar su eficacia en humanos. En la primera fase, se valoraría la seguridad de la vacuna. Y en la segunda, lo que se hace es comparar los efectos de la vacuna con los efectos placebo. Si esta última fase culmina entre los tres y cuatro años, y es aprobada por las agencias de medicamentos, será factible contar con la vacuna para ese momento.
F. García aclara que esta molécula es específica sólo para el consumo de cocaína y su derivado, el crack. Pero sin embargo, existe la posibilidad de conseguir avances sobre otras drogas. Para lograrlo ya están desarrollando una plataforma. Además están buscando recursos financieros para trabajar sobre la metanfetamina y los opioides. Quizá esos estudios puedan comenzar en uno o dos años.