Como decía, uno de mis amigos me dijo “Están entregando la soberanía con población esclava incluida”. Otro, con el ojo puesto más en las formalidades parlamentarias, a esta altura exasperantes y casi insoportables para la gran mayoría de la población, añadió: “Al final, en la Corporación se felicitan entre ellos. Lenin lo escribió hace más de 100 años: ´En el Congreso se discuten las contradicciones del sistema´”. Y no le pidamos más peras al olmo.

Finalmente, y ya  habiendo asimilado una realidad avasallante que al común de los mortales nos sobrepasa por completo, otros dos amigos coincidieron en afirmar que, más que nunca, es tiempo para fortalecer los afectos, las amistades, el gusto y desarrollo de toda expresión artística, el cuidado de nuestra madre tierra, y desde este re-fortalecimiento espiritual, volverse a poner de pie, primero entre los círculos más pequeños que conformamos, y con suerte –y si la crisis financiera, política, sanitaria e inminentemente alimentaria no nos lleva puestos-  volver a construir lazos más amplios y con interacciones más complejas.

En todos los casos, coincidimos en que el pueblo debe comenzar todo otra vez, juntando sus propias fuerzas y de espaldas a quienes se siguen calzando las pilchas de dirigentes, sin que este pueblo siquiera les haya renovado la unción para ejercer tales roles, a pesar de contertulias y fotos de unidad mucho más sepia de lo que precisaríamos en nuestro tiempo.

La aprobación de la Ley Bases, con todos los “chiches” que reclamaba un primer Mandatario que no oculta su deseo enfático de pulverizar a nuestro estado nacional y, por decantación, a quienes lo integramos, era una obviedad de la que nadie dudaba seriamente.

Tanto el pequeño frente político gobernante como los diversos espacios políticos que fingen ser oposición pero detrás del mote de “dialoguista”, “responsable”, e incluso con el desgajado cartel de “sensata” ocultan torpemente sus ansias de pertenecer, de formar parte del clan, de dar rienda suelta a su vocación de ser oficialismo a cualquier precio y circunstancia y gozar de las mieles circunstanciales que ello conlleva, todos ellos cuentan con sobrado respaldo judicial, mediático, empresarial y de poderosos sectores foráneos, de ésos que gustan de clavar sus garras en las soberanías ajenas, por lo cual en esta cresta de la ola les veremos realizar y discursear los peores dislates con un blindaje cuasi total y sin que afloren severas resistencias que no puedan –en el peor de los casos- ser repelidas con un pequeño baño de sangre, de esos que siempre están a tiro de firma en algún despacho ministerial.

Por cierto, este cuadro tiene fundamentaciones concretas y contundentes. Enumeraré algunas de ellas, desde la sesuda reflexión y profundo bagaje informativo del colega Gabriel Fernández.

“ (…) las autoridades pueden desfinanciar o eliminar los recursos destinados a la promoción científica y tecnológica, a la infraestructura regional, al transporte eléctrico, al transporte en general, a la infraestructura hídrica, a los hogares con garrafa, a los planes de vivienda, al control del fuego y el cuidado de los bosques, a la seguridad aeroportuaria, a la salud pública, a los emprendedores, a la agroindustria, a la integración socio urbana, a la economía del conocimiento.

Todos esos dispositivos funcionaron bien y representan un porcentaje bajo del presupuesto nacional. No se registraron irregularidades, más allá de las campañas mediáticas que instalaron esa narrativa. La reducción o eliminación de esos rubros implicará, entre otras cosas, un retroceso social muy intenso. El núcleo objetado por las organizaciones sociales es el referido a la integración socio urbana.

La Ley, además, implica una suba en el denominado impuesto a las ganancias y hasta un 400 por ciento de aumento en el pago de los monotributistas. Habrá una baja impositiva para la cúspide económica. Se podrán despedir empleados públicos, se introduce un período de prueba de seis meses en las firmas privadas, se crea un fondo de cese laboral en detrimento de las indemnizaciones, y se autoriza la cancelación de obras públicas.

En sintonía, contiene un amplio beneficio para las grandes empresas a través del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones. Las reglas del régimen permiten a los “inversores” recaudar un porcentaje de las exportaciones dos años después del inicio de la inversión: el 20% en el segundo año, el 40% en el tercer año, y el 100% a partir del cuarto año.

Entre lo aprobado por el Congreso figura también un nuevo régimen de regularización de bienes y activos no declarados, que estará vigente desde la promulgación de la ley hasta el 30 de abril de 2025, con una posible prórroga hasta el 31 de julio del mismo año. Este régimen permitirá a las personas que posean capitales fuera del control del Estado adherirse al blanqueo de esos activos (…) La Argentina ha resuelto achicarse de modo drástico. El dinero que genera la sociedad y recauda el Estado no será reinvertido en la sociedad, sino que quedará a disposición del gobierno. Ahora, habrá debates y objeciones puntuales, pero en su conjunto, la nueva forma legal disparará un agudo deterioro social. No se trata de un anticipo inferido por la lectura ideológica, sino de un diagnóstico sencillo y matemático”.

En tales circunstancias, considero que este viernes 28 de junio es el primer día de retorno a la vida colonial en la República Argentina.

Hay quienes ya vislumbran un plan en desarrollo, rumbo a la balcanización territorial en 3 o 4 partes, de acuerdo a áreas productivas de interés totalmente foráneo.

Quizás por todo ello, la nutrida parte del pueblo que resiste, o que se sumará indefectiblemente y en un no lejano plazo, a dicha postura ética (aunque más no sea por mera necesidad individual, que es lo más probable en esta historia que tendemos a repetir una y otra vez) frente a la injusticia y la depredación de todo lo mucho o poco que tenemos y nos constituye como comunidad, deberemos fortalecernos desde la raíz, como si todo volviese a empezar, casi con 200 años de retardo.

Para dar ese primer paso indispensable, cierro evocando estas líneas del poeta Alejandro Robino en esta fría noche colonial con muchísimo para indagarnos, y mucho para aprender desde dónde reafirmarnos, dejando que los faros del arte aporten su luz para ayudarnos a enfrentar las tinieblas que vienen a intentar estropearnos el camino, el horizonte, y cada una de nuestras existencias.

Instrucciones para capear el mal tiempo

En primer lugar, no se desespere y en caso de zafarrancho no siga las reglas que el huracán querrá imponerle.
Refúgiese en la casa y asegure los postigos una vez que todos los suyos estén a salvo.
Comparta el mate y la charla con los compañeros, los besos furtivos y las noches clandestinas, con quien le asegure ternura.
No deje que la estupidez se imponga.
Defiéndase.
A la estética, ética.
Esté siempre atento.
No les bastará empobrecerlo y lo querrán someter con su propia tristeza.
Ríase estentóreamente.
Mófese: la derecha está mal cogida.
Será imprescindible cenar juntos cada día hasta que la tormenta pase.
Son cosas simples, sencillas, pero no por ello, menos eficaces.
Diga hacia el costado buen día, por favor y gracias.
Y la concha de tu madre cuando lo soliciten desde arriba.
Tírele con lo que tenga, pero nunca solo.
Ellos saben cómo emboscarlo en la desprevenida soledad de una tarde.
Recuerde que los artistas serán siempre nuestros.
Y el olvido será feroz con la comparsa de impostores que los acompaña.
Todo va a estar bien si me hace caso.
Sobreviviremos nuevamente, estamos curtidos.
Cuidemos a los pibes que querrán podarlos.
Solo es menester bien pertrecharse y no escatimarnos amabilidades.
Deberemos dejar a mano los poemas indispensables, el vino tinto y la guitarra.
Sonreírles a nuestros viejos como vacuna contra la angustia diaria.
Ser piadosos con los amigos.
No confundir a los ingenuos con los traidores.
Y aún con estos, tener el perdón fácil para cuando vuelvan con las ilusiones forreadas.
Aquí nadie sobra.
Y eso sí, ser perseverantes y tenaces, escribir religiosamente todos los días, todas las tardes, todas las noches.
Aún sostenidos en terquedades si la fe se desmorona.
En eso, no habrá tregua para nadie.
La poesía les duele a estos hijos de puta.

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