Desde temprano, el jueves último pasado los gremios de la Asociación de Profesionales del INTA (Apinta) y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) se movilizaron a la sede central del INTA, ubicada en calle Rivadavia 1439 de la Capital Federal, en rechazo al plan de “modernización” que pretendía concretar el gobierno presidido por el presidente imputado por estafas, Javier Milei.

“Ante las propuestas que hemos tomado conocimiento que tienen las autoridades del INTA, que contempla el cierre de todas las Agencias de Extensión y poner en disponibilidad a los compañeros y compañeras que trabajan en esos lugares… están planeando en verdad un INTA para 4500 personas, por lo tanto es necesario que los que están hoy en las estaciones experimentales nos autoconvoquemos en asambleas para rechazar este proyecto, y pidamos urgente reunión con los directores regionales, para que se expresen en contra de esta propuesta” señaló un dirigente gremial que pidió resguardar su identidad, dada la magnitud de los atropellos vigentes en nuestros días, que llegan hasta amenazas “cara a cara” a un diputado de la nación.

“Si se hubiera aprobado el proyecto gubernamental tal como lo propusieron, sería el final para el INTA tal como lo conocemos, el INTA democrático trabajando para todos los sectores productivos… ese INTA no existiría más. Ese proyecto implica mandar a la calle a unos 1500 trabajadores” espetó.

Así las cosas, el Consejo Directivo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) aprobó un fuerte plan de ajuste aunque sin llegar a tales extremos “deseados” por el gobierno: se cerrará la Estación Experimental Agropecuaria Área Metropolitana de Buenos Aires (EEA AMBA) y eliminarán 41 agencias de extensión. Cierto es que la Estación Experimental en cuestión tiene influencia sobre 39 municipios y la ciudad de Buenos Aires donde viven 16 millones de personas; es relevante en problemáticas y desafíos de la agricultura urbana y periurbana. Ni más ni menos.

Frente a la ofensiva del gobierno nacional, que en su plan de ajuste pretendía incluir no solo despidos (alrededor de 1500 según nos informaron fuentes directas del INTA, tal como enunciáramos arriba) sino también venta de inmuebles y tierras, la Dirección Nacional elaboró una propuesta integral que calificó como de “adecuación y fortalecimiento de los recursos humanos del INTA”, que espera todavía ser formalmente presentada: se trata de un planteo mucho más moderado que el de los recortes pretendidos por el gobierno nacional.

Según lo informa el portal especializado, “Bichos de Campo”, “la dotación de los recursos humanos del INTA se ha mantenido relativamente estable en términos cuantitativos durante los últimos 18 años, registrándose, no obstante, cambios entre las modalidades de contratación”.

A números de enero de 2025, el INTA contaba con 6123 agentes en funciones, de los cuales 5280 son de planta permanente (86%), y 843 de la planta no permanente (14 %).

Según las proyecciones de la Dirección Nacional, se espera una disminución de 180 agentes durante ese año, en función de trámites jubilatorios iniciados y aquellos no iniciados. Ese valor podría incrementar con otros procesos de bajas como cesantías, renuncias, exoneraciones, fallecimiento y jubilaciones voluntarias de mujeres entre 60 y 65 años.

A fines de 2025 la planta se estima en 5720 agentes y para fines de 2026 con 5560 agentes, cifra cercana a la identificada con la dotación del año 1990.

Hay que considerar aquí que entre enero y diciembre de 2024 ya hubo una importante reducción de la dotación inicial del personal.

Desde el INTA reconocieron que las bajas producidas generaron “un impacto negativo en muchas de las actividades sustanciales” del Instituto, a saber: se han perdido referentes en disciplinas tales como fitopatología, patología animal, ecofisiología, meteorología, edafología, entre otras… así como también la disminución de capacidades en conservación del germoplasma, en previsión del impacto meteorológico, en laboratorios de referencia de alcance nacional e internacional.

¿Cuál sería el impacto de estos recortes? Según detallaron, sería de “un total $ 1.483.372.961,00. Este valor, traducido en términos de salarios del personal, equivaldría a 65 vacantes de profesionales, o a 115 agentes menos incorporando grupos de apoyo y técnico.

Además, se transformará el área de Agricultura Familiar, que pasará a llamarse “Producciones Regionales y de Pequeña Escala”. Allí se eliminarán otros 75 cargos.

Cabe recordar que el Consejo Directivo del INTA está conformado por el Presidente y Vicepresidente del INTA y un representante de la Secretaría de Agricultura, de las facultades de Agronomía, de las facultades de Ciencias Veterinarias (Universidades Nacionales), de la la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) y de las entidades que conforman la mesa de enlace (Coninagro, CRA, Federación Agraria Argentina y Sociedad Rural Argentina).

Agradecemos a compañeros trabajadores del INTA enrolados en Apinta por el material fotográfico proporcionado para el Semanario Huellas.

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