Un 28 de junio pero de 1966 las Fuerzas Armadas realizaron un golpe contra el gobierno constitucional de Arturo Umberto Illia. Un golpe que truncó a uno de los mejores gobiernos de la Historia Argentina
Un 28 de junio de 1966 hace 59 años se realizó el nefasto Golpe de Estado contra el presidente Dr. Arturo Illia.
Como él los llamo ese día “unos salteadores nocturnos”, nos arrebatan el gobierno de los argentinos de Don Arturo Illia. Repudiamos su derrocamiento y lo recordamos con inspiración. Un radical comprometido y ejemplo a seguir en nuestra historia.
Arturo Illia fue uno de los mejores Presidentes de nuestro país. Uno de los mejores de nosotros. Ejemplo de gestión y decencia.
Recordando parte de su vida podemos decir que fue electo como presidente de la nación en representación de la UCRP entre el 12 de octubre de 1963 y el 28 de junio de 1966, cuando fue derrocado por el antes mencionado golpe cívico militar, encabezado por el general Juan Carlos Onganía.
El gobierno de Arturo Illia fue mucho más que un gobierno honesto: tenía un horizonte de país muy distinto al actual.
Con sólo ver algunos datos de su gestión, podemos hallar que fue mucho más que un político honesto. En su gestión, la inversión en educación fue del 25 % la mayor que tuvo el país, la desocupación al 6,1 % en 1965, no contrajo ni un solo empréstito o crédito con la banca internacional. En su periodo, se incrementó la exportación año tras año, en consecuencia, tuvo un superávit y balanza comercial sostenido.
En la presidencia de Don Arturo se desarrolló un revolucionario Plan de Alfabetización. Promulgó la Ley del Salario Mínimo Vital y Móvil.
El crecimiento económico sostenido fue acompañado por una balanza comercial favorable; la Ley de Medicamentos que frenaba el monopolio en la fijación de precios, y la anulación de los contratos petroleros que devolvía la iniciativa productiva a la estatal YPF.
En el ámbito de la política exterior se puede destacar una de las victorias más resonantes de la diplomacia argentina, que es la Resolución 2065 de Naciones Unidas, que invitaba a Argentina y al Reino Unido a continuar las negociaciones por la soberanía de las Islas Malvinas.
Como señaló el autor Robert Potash en su obra ‘El Ejército y la política en la Argentina 1962-1973’ que en la salida del poder, Illia «se condujo con una dignidad, un coraje y una elocuencia que afectó incluso a sus opositores. Podría decirse que nada en su presidencia fue más impresionante que el modo en que la abandonó».
En los días que siguieron vendrían: la llamada «Revolución Argentina»; la más cruel represión a la Universidad Pública en la llamada «Noche de los bastones largos».
Recordamos una de las páginas más negras de la historia argentina, que a su vez resalta la figura de Arturo Illia, hasta llevarlo con el paso de los años a convertirse en un símbolo con una significación cada vez más relevante. Esa significación se acrecienta cuando comparamos aquella conducta con las que priman en nuestra política actual.
Sin ninguna, duda Arturo Illia dejó un mensaje que resuena todavía hoy en día en la Argentina.
