De mi viejo heredé
cierta
fascinación
por la derrota
el gusto por la comida crocante
una casita
en
Morón
y una melancolía
impostergable.
Por ejemplo me gustaba
que dijera Ray
Bradbury
yo
tenía 10 años
y oía a mi viejo decir
Ray Bradbury
y
ahora
yo digo a veces
Ray
Bradbury
cerrando los ojos
para
escucharlo a él.
