La bronca venía de antes por razones políticas y económicas pero la pólvora se cruzó con la chispa en una cancha. El genial cronista polaco Kapuściński tituló «La guerra del fútbol».

En lo que pasó en Avellaneda hace unos días habita un fantasma de aquello. Los nacionalismos, los soldados de Malvinas, unos metros de cordillera, un pasaje del Canal de Beagle, unas ovejas robadas en Mendoza y la política habilitaron que   la policía libere una puerta para que una barra brava aniquile a los hinchas visitantes que quedaron rezagados. No fue una tragedia porque no hubo muertos. Pero lo fue.  Las imágenes que deja esa noche son tremendas. Cinematográficamente insuperables.

Obviamente este suceso no propiciará ninguna guerra a la manera centroamericana del 69. Pero a mí me hizo acordar. Y me quedo pensando en cómo opera una frontera en el psiquismo. En lo fácil que se manipula una pasión. En lo propensos que somos para actuar el terror… y después justificarlo.

#independienteavellaneda

#UniversidadDeChile

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