Si arrastré por este mundo
La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser
Bajo el ala del sombrero, cuántas veces embozada
Una lágrima asomada yo no pude contener (“Cuesta Abajo”, tango)

Mientras tanto, salvo por unos cuantos sopapos legislativos, el grueso de la oposición pareciera transitar caminos que sólo sirven para mantener con respirador artificial al gobierno de Javier Milei y su ya poco recóndita hermana. Probablemente la izquierda queda fuera de la crítica a ese espantoso pendularismo en el cual uno ya no sabe, o quizás supone pero prefiere omitir hasta que llegue la ocasión precisa para apuntar con los peores cañones aquí y allá, si acaso existe una especie de retroalimentación que da sentido a la existencia de unos y otros, con toda clase de roscas, críticas a medias, fuegos amigos y presuntos pactos entre bambalinas de altísimas primeras líneas.

Pero como todo ello parece ciencia ficción, y las urgencias del pueblo del cual somos parte integrante son bien diferentes, vayamos un poco más a los hechos.

El gobierno se encuentra acorralado por la corrupción devenida en accionar cuasi endémico del bloque libertario, apuntalado por toda clase de alcahuetes mediáticos y empresariales, que por el momento no se vislumbra tamaño acompañamiento desde el costado judicial. Eso estará por verse ya en el corto plazo.  No sólo están cercados por el caso de la Agencia Nacional de Discapacidad, sino del caso Libra, todo con la familia Milei involucrada y manchada hasta el tuétano, y como marca nuestra historia de los últimos 35 años… también con integrantes de la familia Menem en el ojo de la tormenta.

Así las cosas, la fragilidad del “modelo” queda expuesta como nunca, con las tasas por las nubes, los créditos imposibles, y es cada vez más difícil llegar a fin de mes. Sus ex aliados huyen gradualmente como las ratas de bodegas que verdaderamente son.

Pero atentos: No está (sólo) podrido el gobierno nacional. Lo que viene hediendo putrefacta es la degradación general de la que no logra salir la sociedad argentina, que da vida y sentido al deterioro sostenido del país que habitamos. Muchos de nuestros compatriotas aún avalan, promueven y en el mejor de los casos, fingen no ver todo lo que sucede y las consecuencias a corto, mediano y largo plazo del descalabro político e institucional que eligieron colocar al frente de todos nosotros.

Podridas también, como por decantación, lucen las instituciones viciadas de corruptelas varias, podrida también la metodología mercantilista de hacer política al menos desde inicios de los años 90 a esta parte. Y también está podrida la consideración y cosmovisión que el conjunto (muy) mayoritario del pueblo trabajador tiene del actual “sistema” democrático que transitamos, y que no para de degradarse y erosionarse prácticamente en forma de caída libre.

Asimismo, sería un saludable acto de honestidad intelectual el dejar de llamar compañeros  a quienes petardean “desde adentro” recurrentemente a las construcciones populares que no puedan controlar o encabezar. Por caso, la “osadía” de Máximo Kirchner en salir a pegarle duro y parejo por enésima vez al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, apenas dos semanas antes de unas elecciones legislativas de notoria relevancia, es la máxima demostración fáctica de apuntalamiento indirecto a jamoncito en medio de sus peores horas personales, familiares y gubernamentales. Exactamente en momentos donde Milei ni siquiera ha encontrado palabras para dar respuesta al menos balbuceante al escándalo que compromete de lleno a su amada hermana Karina… el Hijo-De-La-Jefa desvía curiosamente -o no tanto- la atención mediática hacia su bravuconada en un acto proselitista en la localidad de Quilmes, junto a la intendenta de dicha región y un pétreo Jorge Taiana en una de sus más penosas apariciones públicas desde que se tenga memoria.

Si eso no es ser funcional a Milei, ¿Qué es ser funcional? Ya es tiempo de expresar claramente las ideas, sin metáforas ni enunciados indirectos. A las cosas por su nombre, que cualquier vecino tiene muy en claro esto que pasa.

Mientras todo ello sigue su normal cauce, días atrás y a causa del mencionado escándalo de la Andis, el abogado Gregorio Dalbón presentó una denuncia contra Javier y Karina Milei, Diego Spagnuolo y Eduardo “Lule” Menem por administración fraudulenta, estafa, asociación ilícita y negociaciones incompatibles con la función pública. La denuncia cayó en el juzgado de Sebastián Casanello.

Rápidos de reflejos y probablemente “motivados” por el devenir gubernamental y por lo que se viene, cuatro diputados que abandonaron La Libertad Avanza confluyeron en un bloque, al que denominaron “Coherencia”. Lo integran la bonaerense Marcela Pagano, el puntano Carlos D´Alessandro, el formoseño Gerardo González y la mendocina nacida en San Juan, Lourdes Arrieta. Algo similar acaba de acontecer en el HCD de Morón, con la ruptura de un integrante de la bancada libertaria, que no ahorró críticas a la conducción tanto nacional como local.

A medida que se resquebraja más o menos silenciosamente el entramado oficialista y no pocos obsecuentes de bancadas otrora incondicionalmente amigas, ahora se reubican bajo la discreta y republicanísima alfombra de la crítica, es lógico –y saludable, digamos todo- que desde la semana pasada con mayor nitidez que nunca, a jamoncito se le vengan cayendo DNU a lo loco en un continuum de derrotas parlamentarias en serie.

Es la antesala de la vergüenza de haber sido, y el dolor de ya no ser. Pero cuidado: hay balas que aún no entran, y que como señalara al comienzo, están relacionadas a la paciencia social que viene sólo parcialmente de la mano del descalabro aún sin plan de contingencia ni programa alguno con el que la oposición pueda entusiasmar y comprometer en acción y respaldo al conjunto mayoritario de la sociedad.

No sea cosa que… el no aprovechar al rival groggy y casi mordiendo el polvo del cuadrilátero implique dejar pasar una enorme oportunidad, y todo este infernal sainete sólo redunde en un reposicionamiento ya formal de una tercera década infame, como preludio al mancillado e irredento destino nacional.

Claro, mientras ello es una realidad tan latente como inquietante, desde la política profesional, fuerzas partidarias patean en contra de sus propias construcciones frentistas (excepto del FITU, a todas las demás les cabe este sayo), por lo que si la túnica del rey es invisible y ya anda desnudo, no nos chupemos el dedo: son decenas, o centenares de dirigentes propios y ajenos a los que ya les va quedando apenas un pequeño taparrabos con el cual taparse. Y todo ello, prácticamente y tal como lo venimos señalando hace rato, de espaldas en un todo a la realidad más tangible y alarmante del pueblo trabajador.  

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