El personaje que gobierna Argentina se reúne con el represor, racista, misógino y homofóbico Trump, con el genocida Netanyahu, con el FMI… para que por tres monedas y en función electoral, el presidente argentino sea capaz, como Judas, de firmar por esas monedas la entrega patrimonial de Argentina.

La misma entrega que en su momento exigió la titular de la IV Flota, Laura Richardson: litio, agua dulce, Vaca Muerta, Patagonia, Mar Austral, pasos interoceánicos… esto llevará a la presencia de bases militares, indudablemente norteamericanas, en Tierra del Fuego, en la Triple Frontera… acaso sobre el Río Paraná.

En pleno ataque del gobierno estadounidense al gobierno mexicano, a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Colombia, Brasil e incluso al gobierno de Chile… en una de las páginas más patéticas de su historia, Argentina produce un proceso de claudicación nacional nunca visto desde el Pacto Roca-Runciman.

Hoy se doblega por una cuestión electoral y por un proceso económico financiero que ya ha chocado varias veces, y que siguen endeudando a la Argentina, con lo que le seguirán cercenando soberanía.

Esto se frena en la calle, con movilización, con lucha y con el voto el 26 de octubre. Hay que frenarlos hoy, porque mañana ya va a ser tarde y la Argentina que conocemos dejará de ser: Seremos una colonia de Estados Unidos al estilo Puerto Rico, o nos fragmentaremos.

No es una opción dejar de pelear cuando la patria está en peligro.

Hoy, más que nunca, es Patria o Colonia, Liberación o Dependencia. El voto en paz y en democracia puede darle un punto final a esta locura de un Presidente absolutamente fuera de la realidad, dispuesto a vendernos por tres monedas, como un nuevo Judas de la historia.

Esto es lo que está sucediendo hoy: Preparémonos para una larga lucha antes que la noche se haga, aún, más oscura.

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