N. de la redacción: El autor de la nota, Prof. Gustavo Zapata, es Sec. Gral. de la CTA (T) regional Morón, Hurligham e Ituzaingó

Sábado 4 de octubre… 30 grados y alta humedad. Mientras tanto, Fred Machado disfruta de su solar patagónico (km20 Ruta 1, Viedma, casa de 200 x 50 m con salida al mar), tobillera electrónica por depresión y una causa de 350 millones de dólares por fabricar, distribuir drogas y lavar dinero. Un narco que aprovecha los olvidos y caricias del poder judicial argento.

Su amigo y compañero de rutas se deshace en llanto y explicaciones, en su casa de 470 metros cuadrados en San Isidro, BMW 240i 0 km coupé, herencia en Pergamino y 200 mil dólares frescos (con viajes en avión privado y camioneta Cherokee a disposición). Eso sí: no puede ir a ningún acto público sin ser abucheado o congregar manifestantes indignados por su salto a la riqueza. Hasta anoche, supo ser el primer candidato de la lista oficial y no era capaz de encabezar campaña alguna.

Del otro lado de las diferencias políticas (grieta le llaman los que no pueden diferenciar a un comunista de un social cristiano, o a un liberal conservador de un lumpen estrafalario), un señor con amplia experiencia en la gestión de lo público (lo de todos, decimos en el barrio) recorriendo la provincia con sus 75 años a cuestas, sin guardaespaldas, con ropa sencilla, una sonrisa amable y sabia.

Recibe los abrazos y la admiración de quienes sabe que reconocen su trabajo como  ministro de Defensa (2021-2023), senador nacional (2019-2021), presidente del Parlamento del Mercosur (2015-2019), legislador de Buenos Aires (2013-2015), ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (2005-2010),​ miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (1996-2001) y embajador en Guatemala (1992-1996). El CV de un cuadro político de raza, impecable y sin mancha.

Lo recibimos junto al intendente Lucas Ghi, al presidente del PJ Claudio Roman, al candidato de la unidad de las centrales sindicales, Alfonso Martínez,  al Sec. Gral. de SuteBa, Eduardo Calvimonte, y muchos otros referentes populares, como Cristina Rodríguez, representantes legislativos locales y militantes.

Es un día de procesión y respeto. De pedidos y sacrificio, como es el de recorrer los 60 km a Luján para demostrar la fe.

Y fuimos, porque un hombre así merece la mayor de las consideraciones, en una época de avivados y cambalaches. Alguien capaz de unir fuerzas en debate, que ejerció responsabilidades continentales que se puso al frente de una lista de diputados. Nada de carreras y honores.

Un humilde gigante, capaz de soportar la cárcel en dictadura y salir entero.

Un “canciller” prudente, firme y medido en cada palabra y gesto.

Si nuestro pueblo puede producir y apoyar políticos de esta valía en estos tiempos de pensamiento tik- tokero y hermanos presidenciales fulleros… todavía hay esperanza.

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