Así recordamos el “Todos somos José Luis Cabezas”, de 1997, por el periodista gráfico asesinado por encargo, cerca de Pinamar, donde había tenido el acto temerario de fotografiar al “personaje” Alfredo Yabrán.

O el “Todos somos Carlos Fuentealba”, en 2007, por el profesor Carlos Fuentealba, que fuera baleado en la nuca por un efectivo de la policía neuquina, bajo las órdenes represivas del Gobernador Jorge Omar Sobisch. Al término de un acto durante el corte de ruta organizado por el sindicato docente ATEN (Asociación Trabajadores de la Educación de Neuquén), en reclamo de una imprescindible actualización salarial.

Familia y amigos me decían que podría incorporar a la lista una decena o más de personas que tuvieron triste final (generalmente no esclarecido -eso equivale a reconocerlos como desaparecidos en democracia-) como Bulacio, Luciano Arruga, Jorge Julio López, Tehuel de la Torre, Santiago Maldonado…

Todos ellos con historias personales que los ponían en perspectivas de haber caído en manos del sistema represivo, llamado eufemísticamente de “Seguridad” de la Provincia de Buenos Aires o, particularmente en el caso de Maldonado, de la Nación. “Curiosamente” a las órdenes de la Ministro (casi se me escapa la  “a”) Patricia Bullrich. Funcionaria que, sin lugar a dudas, entrará a la historia (supongo de la delincuencia política) en cuanto las riendas del poder queden en manos del poder popular.

No sé por qué siempre que se reiteran evidencias de la violencia institucional (la que se reconoce en la Doctrina de la Seguridad Nacional, el plan Cóndor, el Terrorismo de Estado y otras lindezas de las que se habla poco y hay gente -no inocente- que se ha olvidado y paga muy bien a l@s “olvidadores”), me acuerdo de la película “Z” (Zeta),

En ella, el periodista que encara y encabeza la investigación para desnudar el cerco criminal y el sistema de intereses e interesados en que todo siga en las mismas manos (el gran capital; el mundo de los traficantes de armas y de vidas…) termina siendo eliminado. Y restablecido “el orden instituido”. Contra las mayorías y el pueblo en su conjunto. Lo que requiere, siempre, persecución contra los valientes e impunidad sobre los criminales.

Volvamos a “Todos Somos…” (que veo muy coincidente con el “QUE SE VAYAN TODOS”. . .)

Desde hace ya algunas semanas la zona de El Bolsón y buena parte de sus vecindades, tiene impresionantes y devastadores incendios. Intencionales.

En las comunidades mapuches se vive en una plena integración con el bosque. A nadie se le ocurriría incendiarlo.

Y lo más lamentable pasa por dos o tres “detalles” que no debiéramos olvidar o confundir.

En la investigación de los incendios se acomodan culpas (no hay fundamentos, según l@s vecin@s menos sospechables) sobre la comunidad mapuche de la zona. Y el grupo beligerante RAM, y su líder más difundido Jones Huala. Se acomodan, digo, porque cierto periodismo (perdónenlos Rodolfo Walsh, Mario Bonino, Haroldo Conti…) remarca esas sospechas.

Lo que no siempre se difunde son otras noticias que son evidencias:

  • Filmaciones que muestran jinetes cargando sobre mujeres y hombres que reclaman la libertad de sus allegados inocentes (algunos integrantes de las Brigadas antiincendios), en inmediaciones de la Comisaría local, ante la mirada impasible de la Policía neuquina
  • La connivencia de autoridades neuquinas (y, tal vez, patagónicas en general) con testaferros de empresarios inmobiliarios de la zona y terratenientes extranjeros o sus socios)
  • Las operaciones de la Bulrrich en estas cuestiones y su necesidad de tener chivos expiatorios que cubran a los mercenarios con los que opera sobre estos asuntos.

De este personaje, el reguero de pólvora se entrecruza con maniobras buscando encubrir a sus socios en los delitos y condenar a sus oponentes o directamente asegurar su eliminación. Al más viejo estilo de la mafia. De la cual está tan próxima política e ideológicamente.

No debiésemos olvidar el asesinato (con una bala 9 mm, del tipo que usa la Gendarmería Nacional) de Rafael Nahuel, en el reclamo por la libertad de las madres mapuches apresadas cerca de lago Mascardi.  Esa Gendarmería que está siendo hostigada por Pato…

Condenados por el asesinato de Rafael Nahuel

No nos sentimos capaces (ni habilitados profesionalmente) para realizar tareas de búsqueda de los elementos de prueba para llevar ante la Justicia las denuncias de estas acciones criminales. Pero nos ponemos a disposición de quienes lo estén.

Mientras tanto, proponemos desarrollar una campaña de esclarecimiento:

Ahora, “TODOS SOMOS MAPUCHES”

“Iñce, mapuce” (que se leería en mapuzugun -su lengua-: inché, mapuche” y corresponde en castellano a: “Yo, mapuche; yo, de esta tierra”).

Les invito a difundirla.

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