En eso quedamos los que fuimos salvados de nuestra locura por la suya, con el loco Hugo Orlando Gatti cuando su alma voló de su cuerpo en este gris abril.

Se fue a hacer la de dios a otra parte y aquí quedó como un pensamiento, como una cadena más que ata nuestra risa y desata nuestra alegría ante el recuerdo de cada atajada a los “innombrables”, como calificó al eterno rival fantasmal en una de sus últimas visitas a Brandsen 805.

Gatti era un superhéroe sin capa, bronceado, con vinchitas de poliéster, shorts ajustados y sin canilleras, desgarbado y con el pelo largo y desordenado. Gritándole al mundo su deseo de ser el mejor y afirmándolo hasta transformarlo en certeza. Eso es Boca. Gatti estaba hecho a la medida de Boca: irreverente, transgresor, adelantado a su tiempo. Popular. Grasa. Contradictorio…¿o dialéctico?. Cómo sea. Fue un líder a la altura del movimiento popular bostero. Un cristo de arrabal que hizo con su pueblo bostero lo que tenía que hacer, darle amor, felicidad y esperanza. Y eso, en los tiempos que corren, es decir demasiado.

Gracias para siempre Loco querido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *