Perón regresó, pero nuestra división entre dos modelos políticos, las formas de construirlo y quienes debían protagonizarlo -en una Latinoamérica que retrocedía una vez más al patio trasero de los norteamericanos- permitió emerger a una banda de uniformados capaces de secuestrar, matar, robar en grande, torturar al por mayor y echar del país a disconformes y rebeldes. Por supuesto que sus mandantes, cuadros de decisión y repartidores de la torta, eran los mismos que hoy gobiernan. Hay cosas que no cambian por consenso y diálogo.

Diseñaron entonces un modelo de país  y una sociedad distintas; menos fábricas era menos obreros y sindicatos. Palos y picana: menos peronismo. Deuda: menos poder soberano nacional. Lo demás, negocio para algunos pocos y miseria planificada para el resto. Allí la paz de los cementerios fue la bandera para ganar el apoyo de gran parte de nuestro pueblo.

Se inició un plan de ingeniería social que fue reforzado una década después, durante el gobierno de un peronista que aprendió las reglas de los poderosos (en un contexto de derrota del comunismo soviético) y despidió, privatizó y entregó riquezas a rolete. Nacieron las organizaciones sociales que llevaron la experiencia sindical al barrio y el corte de ruta.

Era tan efectivo, que los grandes exportadores utilizaron 20 años después, en el 2008 esa herramienta contra un gobierno que se atrevió a recuperar un poquito de las superganancias de la soja con la famosa resolución 125. Encima, lideraba una mujer que hablaba alto y claro. Hoy les siguen cobrando retenciones, pero aplauden al gobierno estrafalario que comparte el odio al peronismo y al kirchnerismo, que no es lo mismo… pero para el caso, es igual.

Los partidos políticos mayoritarios aprendieron la lección: hay límites que no se deberán cruzar, salvo que quieras pasar años en tribunales, una temporada en Ezeiza, que salgan tus defectos al aire o incluso te gatillen en la cabeza.

El reparto injusto de la riqueza es sagrado.

Ha pasado 20 años desde aquellas gloriosas Cutral-Có, La Matanza o Palpalá/Altos Hornos Zapla. Dos generaciones de desocupados: La segunda no vivió aquella organización y apenas rozó el trabajo. Pero lo que sí sintió a pleno fueron las políticas sociales, que hoy detesta. La pedalea o se compra una moto para changuear, mientras le den los riñones y no los mate un accidente. Ahora deberá competir con los miles que quedan sin trabajo y los pocos que pedirán comida u otra cosa a domicilio.

Las bandas de narcos crecen. Muchos de ellos administrados por los empleados públicos de seguridad que debiera reprimirlos. Incluso hay barrios en que son el colchón social que deja desamparados por completo el actual gobierno nacional.

Los migrantes, desocupados de otros lares que renunciaron a pelearla en su país, sumaron su desesperación por un sustento que no será productivo, en blanco, con derechos legales, en su gran mayoría sin registro pero pagando el IVA y las generales de la ley. Más manos de obra para explotar y abusar por los que la tienen por el mango. La sociedad será más rica culturalmente, pero habrá que esperar una temporada larga para que los hijos de los que abandonaron su país, reconozcan como propio el nuevo, y se comprometan a cambiarlo.

Allá por el norte imperial algunos llegaron a ser cuadros del poder. Miren sino los funcionarios del nuevo César. El hombre naranja designó a Marco Rubio como Secretario de Estado (aquí Canciller) y Mauricio Claver Carone, enviado del Departamento de Estado para Sud América, hijos ambos de autoexiliados ex-cubanos.

Los migrantes de ayer votaron reforzar el muro para que no entre nadie más. Aquí, si alguno tiene algo, se blinda y arma para matar, si es necesario a quien lo mire con codicia o hambre.

No es posible cambiar esto sin un plan de generación de millones de puestos de trabajo, industria, servicios, transporte, producción de alimentos, energía solar y eólica, plantación de millones de árboles, recuperación de espacios verdes, construcción masiva de viviendas y otras emergencias.

Y todo esto en medio de una deuda externa paralizante, y por sobre todo, con los jueces a sueldo de los poderosos en contra y aprestos a entorpecer y paralizar cualquier avance de signo popular.

Frente al odio de medio país, convencido de sólo hay corrupción si sos peronista. Con las redes y medios de comunicación disparando y promoviendo desprecio y rechazo. Con servicios revisando tu basura, sea ésta real o ficticia da lo mismo. Con una clase dominante que está más que claro que no colaborará y que, con la montaña de dólares en cuevas fiscales, comprará lo que sea para eliminarte(nos)…

El que diga que el camino será fácil, o siquiera pacífico… mejor que visite al oftalmólogo, o que al menos se anime a agarrar un libro de historia.

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