Recientemente, y una vez más, el presidente Javier Milei volvió a negar la existencia del cambio y variabilidad climática. Esta vez lo hizo en un foro económico mundial donde se supone se reúnen aquellos que, con mayor poder, influencia y dotación de capital monetario, podrían tomar decisiones pertinentes y adecuadas dentro de las actividades económicas para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, los responsables de la crisis climática.
El cambio climático no es un proceso “por venir”. Por el contrario, ya está entre nosotros, sufrimos las consecuencias en nuestras actividades cotidianas como la producción de alimentos, el cuidado de la salud y nuestro apropiado descanso.
Les proponemos en esta nota compartir ideas sobre la emisión y efecto ambiental de uno de los gases de efecto invernadero, aquellos que formando una capa en la atmósfera, evitan que la radiación terrestre se libere, por lo cual la tierra se calienta cada día más. El gas metano es uno de ellos, que a pesar de permanecer un lapso de tiempo más breve en la atmósfera que otros gases, como el dióxido de carbono, es más eficaz para retener el calor, aspecto que lo transforma en un participante con mayor incidencia en el calentamiento global
Este gas, que contiene un átomo de carbono y cuatro de hidrógeno, se produce de modo natural y de manera antrópica, a partir de nuestras actividades cotidianas, entre ellas las actividades agrícolas como la producción de arroz y la cría y engorde de ganado. A ellas debemos sumar la inadecuada gestión de residuos, máxime los de origen orgánico o biodegradables (en general aquellos que provienen de organismos que alguna vez vivieron). Entre las causas naturales se encuentran; la descomposición de la materia orgánica en los humedales (reservorios de agua), el accionar de las termitas sobre la madera y la descomposición de materiales en los sedimentos (fondo) marino.
La gestión inadecuada de los residuos orgánicos, aquellos que producimos cada día, son importantes fuentes antropogénicas de emisiones de gases con efecto invernadero y representan aproximadamente el 20% de las emisiones de metano con origen en actividades humanas. La producción individual, familiar y comunitaria de estos residuos dependen de varios factores, entre los cuales se hallan nuestro poder adquisitivo, los hábitos alimentarios, nuestras costumbres y estilos de vida.
Cuando hablamos de una gestión inadecuada de los residuos hacemos referencia a; una recolección sin segregación previa de los residuos según su origen (todo mezclado), si hubiera separación al mezclado en común en los camiones, y la deposición final de manera compactada en basurales, vertederos y rellenos sanitarios
Los basurales emiten metano debido a la descomposición sin presencia de aire (anaeróbica) de la materia orgánica, lo que ocurre cuando la basura sin separar se tira, se compacta, en los vertederos, eliminando el oxígeno. Esta situación determina que los insectos, hongos y bacterias que descomponen la materia orgánica no puedan vivir siendo reemplazados por bacterias que descompone esos materiales, pero en vez de transformarlo en humus, motivan su pudrición. En términos sencillos, el mismo material orgánico puede participar de dos procesos distintos. Si hay presencia de oxígeno, los hongos, las bacterias e insectos lo trasforman primero en humus y luego en minerales. En ausencia de oxigeno esos mismos materiales son descompuestos por otras bacterias que los “pudren” produciendo mal olor y grandes cantidades de gas metano.
Resulta necesario recalcar que el humus es vital para mejorar las características de los suelos (estabilidad, infiltración porosidad) y que los minerales constituyen el alimento de las plantas. Entonces, desde los residuos de origen orgánico, manejándolos de manera adecuada es posible producir alimentos, transformando un problema en una solución.
Ante esta situación se requiere una gestión integral de los residuos comenzando en nuestra casa, pasando por la comunidad, para desde allí escalar a otras dimensiones. Siempre es preciso mencionar que la gestión de los residuos comienza por la reducción en el consumo superfluo, que no implica no consumir sino hacerlo de manera responsable. Luego separar adecuadamente los materiales reciclables secos (metales, plásticos, vidrios), de los desechos orgánicos. Estos materiales pueden ser compostados en nuestra casa, o de manera comunitaria. En el caso de no tratarlos en el domicilio, se deben recoger de manera selectiva y en momentos diferentes por parte de los camiones recolectores para ser llevados a los centros de compostaje.
De esta manera se puede realizar una gestión adecuada e integral de los residuos, máxime los biodegradables, para evitar por un lado las emisiones descontroladas de metano a la atmósfera, mientras que por otro se posibilita el reciclaje de la materia orgánica y la obtención de los nutrientes minerales derivados de ella.
Si bien cada uno de nosotros puede, y es deseable, realizar las tareas de separación y compostaje de los residuos en nuestra casa, lo ideal es hacerlo de manera comunitaria planificando juntos las fases de separación, recolección selectiva, preparación de abono y su utilización. No es imposible, hay que organizarse tratando de incidir en la instrumentación de políticas públicas pero a su vez involucrándonos en los procesos de generar y compartir información y en la planificación de acciones concretas.